viernes, 9 de septiembre de 2011

Historias de la Necrópolis de Colón

Lic. Orquídea Lorenzo Gónzalez
   
LA MILAGROSA

Es una de las historias de amor más bellas y conmovedoras de la necrópolis habanera, que surgió y conllevó involuntariamente a una ceremonia ritual que aún es seguida por miles de devotos. Esta joven pareja, Amelia Goyri y José Vicente Adot, unidos desde la infancia por lazos de afecto y de parentesco tuvieron la censura de su amor dadas las diferencias sociales. El joven, perteneciente a la mediana burguesía, y Amelia, emparentada con la familia del Marqués de Balboa. La oposición se hizo mayor cuando José Vicente decide incorporarse a la Guerra de independencia (1895) donde alcanzó el grado de capitán del Ejército Libertador.
Terminada la guerra pide a Amelia en matrimonio y la suerte lo ayudó escogiéndose el 25 de junio de 1900 para celebrar las bodas de las dos hermanas, María Teresa y Amelia. Según nuestros antepasados, dos bodas juntas eran augurio de desgracia. Y así fue. El 3 de mayo de 1901 fallece Amelia como consecuencia de un ataque de eclampsia, a los ocho meses de embarazo. Dos meses más tarde muere su hermana María Teresa.
Fue un duro e insuperable golpe para José Vicente, quien encargó al escultor cubano José Vilalta y Saavedra una estatua de Amelia en la que se reprodujera lo más fielmente posible su rostro y para ello envió una fotografía al artista. La escultura se emplazó en un extremo de la bóveda en 1909.
El extraño proceder de José Vicente con sus visitas diarias al cementerio propició el surgimiento y expansión de una leyenda, atribuyéndole más allá de la muerte poderes milagrosos. Es por eso que Amelia es conocida dentro y fuera de la necrópolis como "La Milagrosa".
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Ubicación: Cuartel N.E., Cuadro 28, Campo Común.
CATALINA LASA Y JUAN PEDRO BARO
Esta es una de las parejas más célebres y controvertidas de la sociedad habanera en la primera mitad del siglo XX por el amor escandaloso en que se vieron envueltos.
Ella, casada con Pedro Estévez Abreu, hijo de Luis Estévez Romero, primer vicepresidente de la República, y de Marta Abreu, patriota y benefactora, perteneciente a una ilustre familia. Catalina Lasa conoce a Juan Pedro Baró, hombre de fortuna y nace un romance atrevido e intenso que no ocultaron, Señalado por el escándalo del adulterio escapan a Europa solicitando una dispensa al Papa para anular su matrimonio con Pedro Estévez y bendecir el próximo con Baró. Para suplir la falta de aceptación dentro de la sociedad habanera, el solícito hombre de negocios colma de riquezas a su amada, construyendo una de las mansiones eclécticas más lujosas de La Habana. También encargó un injerto de las rosas más exquisitas de la época, escogiendo el color amarillo preferido por su esposa. La flor fue bautizada con el nombre de "Catalina Lasa" para honrar su belleza. Aún se discute dónde se logro el tal injerto. Algunas versiones hablan de la florería "El Fénix" propiedad de Juana Martín de Martín; otras, de un hábil experimento de su jardinero.
Quiso el  destino que Pedro perdiera a Catalina en diciembre de 1930 en París. Este mandó a construir una obra fúnebre donde guardara eternamente sus restos como su joya más preciada. Capilla de impresionante tamaño donde se reproduce en la cenefa de la portada la rosa "Catalina Lasa", la misma que componían los rayos del sol sobre la bóveda de su amada, al atravesar, cada día, los artísticos vidrios "lalique" que decoraban el ábside.
Catalina Lasa fue trasladada a este monumento el 21 de abril de 1932, sitio donde fue inhumana con todas sus joyas, sepultándola bajo una montaña de hormigón para que ningún profanador de tumbas intentara violar su paz.
Hoy reposan en la capilla Juan Pedro Baró, su madre y Catalina Lasa.
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Ubicación: Cuartel N.E., Cuadro 4, Zona de Monumentos de Primera.
 
EL MUERTO ENTERRADO DE PIE
Eugenio Casimiro Rodríguez Carta es el único difunto enterrado de pie en la Necrópolis Cristóbal Colón, pues fue de aquellos a quien la suerte siempre le sonrió.
Condenado a muerte en 1918 por asesinar al alcalde de Cienfuegos. Sentencia que fue conmutada a cadena perpetua, fue  enviado al Castillo del Príncipe en La Habana. Barriendo el penal conoce a una mujer  con la que mantuvo un furtivo romance entre rejas. La joven era María Teresa Zayas, hija de Presidente de la República Alfredo Zayas en el período comprendido de 1921 a 1925.
Ella gestionó su indulto y se efectuó la boda. Casimiro llegó a ocupar altos cargos en la Cámara de Representantes del Partido Conservador, por el gran impulso que le propició su suegro en la carrera política.
A decir verdad, éste hombre se mandó a construir en la capilla familiar un nicho vertical para ser enterrado de pie, según decía que un hombre como él que había caído de pie en la tierra debía llegar de pie al infierno, pero además fue tal su ironía que se hizo enterrar con el fusil con que había asesinado al alcalde de Cienfuegos. Puede decirse que su vida estuvo plagada de circunstancias favorables a pesar de su conducta.
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Ubicación: Cuartel N.E. Cuadro 25 Campo Común.

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