Esta
joven escritora, miembro de la A.H.S, acaba de presentar su primer
libro de cuentos en nuestro país, cuyo título no me sorprende: Los inadaptados,
por que hace honor a una creadora que se mantiene al margen de las
modas literarias y los ambientes intelectuales de la ciudad. El libro
está conformado por siete cuentos sin un hilo central en común, detalle
que proporciona una ventaja: las historias no se someten a un clima
específico, y por lo tanto la variedad de temas es importante. Yadira ha
sido vista en ocasiones como una autora difícil, y algo de razón
tienen, debido a ser amante de la acción pura, sin palabrería para
llenar los espacios, las lagunas mentales, y aunque utiliza
descripciones con frecuencia, no gusta de extenderlas más allá de las
dos o tres líneas. El resultado son textos a modo de muestrario, nada
explicativos, plenamente involucrados con la sugerencia. Lo único en
común que presentan las siete historias está en los personajes
centrales: ofrecen una condición psicológica digna del título que los
presenta. Por las páginas transitan prostitutas de clase, asesinos,
intelectuales, obreros, aristócratas; todos protagonistas y muy
tridimensionales. La autora los trabaja tanto que pone en función de
ellos no solo las condiciones del ambiente, la música interna (invisible
pero perceptible en las líneas), sino también al resto de los
personajes. Es decir: el resto es indefinido; personas cuyas acciones
giran en torno a los que llevan el peso de la trama.
Esto hace que
resalte por sobre todas las cosas el carácter psicológico. Un lujo que
Yadira L. se da confiada quizá en que el género donde se mueve lo
permite. Y aunque algunos creen que en el cuento los personajes son
arquetipos psicológicos, en Los inadaptados, los protagonistas
no solo exhiben un presente, sino también un pasado sólido que suele
definir la importancia de los hechos futuros. Durante la presentación,
otro joven destacado, Yonnier Torres, le preguntó qué era lo más
importante para ella, su meta, y Yadira aclaró que se trata de lograr el
sueño de Frankeinstein: dar vida, que el asunto no se quede en el
papel, que nos asomemos a un mundo real, de gente real. Y tomó como
ejemplo a Sherlock Holmes: «Es más importante que su creador, ni
siquiera Connan Doyle pudo matarlo cuando quiso, debido a la presión de
las personas. El escritor no puede ser la estrella». Se refería a los
muchos afectados por la utopía de alcanzar el glamour en una profesión bastante dura y solitaria. Es
una literatura distinta en tiempos donde un buen número de autores
jóvenes no se respetan demasiado. Es el resultado de aproximadamente
cuatro años de trabajo, un tipo de deuda saldada consigo misma; cuentos
nacidos a lo largo de una etapa llena de incertidumbre y preocupaciones
temáticas. Destaca en el libro la imaginación, virtud de la autora y
confiada en ella la utiliza sin límites; ni una sola de las historias se
apoya en situaciones reales, son ciento por ciento doradas en el horno
de la ficción. Eso sí, hay escenarios de nuestra ciudad bien estudiados a
través de textos, internet, o mediante visitas personales. Algo de
naturalista hay en Yadira sin llegar a serlo en lo absoluto. Los inadaptados
es un libro que agradecerán los lectores interesados en ir siempre a
zonas novedosas del conocimiento, lejos de las fórmulas y la monotonía
imperantes en un mundo estrictamente prostituido. En esta primera
presentación, Yadira leyó el cuento Fábrica de muñecas, que da inicio al asunto, y no quedé sorprendido al ver cómo se agotaba el número de ejemplares a disposición del público.
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