Frank David Frías
“Solo tú misma te interpones en tú camino. Déjate llevar”
El cisne negro
El cisne negro
Es la obra todo un ballet macabro, oscuro. Donde la fotografía, en función de la atmósfera, le imprime una poesía que mezcla la belleza destructora que radica en la maldad, con la sutilidad de los fouttés, con el cuello grácil de los cisnes.
Es el filme una combinación agradable del estilo más refinado de la escuela cinematográfica europea y estad ounidense. Una prueba de esto es el matrimonio que se establece entre el sensacionalismo y el simbolismo, de este último, cabe destacar la escena donde Nina Sayers, de regreso a casa, atraviesa un túnel oscuro (la vida cerrada, sin variantes, en una sola dirección) y una imagen de ella misma lo cruza en sentido contrario, vestida de negro, representando el retroceso hacia las tinieblas, dejando claro la contradicción entre ambas personalidades.
La primera expresión de Nina fue: Anoche tuve el sueño más raro de todos. Estaba bailando el cisne blanco. Era el preludio...cuando Rothbart lanza su hechizo. Y nos sigue dando guiños hasta rayar en la burla (la burla de lo magistral) en el momento que Thomás le dice a Nina frente al hospital donde convalece Beth por el accidente: Estoy seguro que lo hizo a propósito. Porque todo lo que hace Beth le surge de adentro, a partir de un impulso oscuro. Debe ser eso lo que la hace ser tan emocionante. Tan peligrosa. Incluso perfecta a veces. Pero también muy destructiva. En realidad están desnudando a Nina Sayers, por supuesto casi imposible de notarlo sin haber visto la trama en su totalidad.